YaFueTodo

22 de julio de 2004

Con la Geta de Plastilina

Primero que nada disculpas por el retraso en la actualizacion de la pagina.
Estoy medio desconectado, asi que por eso no actualizo mucho.
Al que postio coments haciendose llamar tomy, gracias por tu opiñon, no la comparto, pero la pagina esta para eso, gracias, segui con tu vida productiva.
Aca les va un pequeño relato que escribi el otro dia.

Cara de plastilina – La Geta a Medio Amasar
 
Era un mundo de fantasía, dijo Ricardo agarrandose la cabeza con su mano derecha, golpeando levemente su frente para sentir que ”eso” no era un sueño; mientras que con la izquierda espantaba un poco el humo del porro que se estaba fumando.
Claro… el lector pensara, el lógico que Ricardo este en un mundo de fantasías, estaba drogándose. Muy lógico pensó aquel viejo que pasaba mirando a Ricardo.
La percepción de la realidad, es relativa para el estado mental en el que estamos; incluso, para el estado emocional. Solamente que drogándose lo inducía voluntariamente.
Nunca te preguntaste como el viejo veía a Ricardo, no?
Y pensar que Ricardo es un pibe de 18 años, morocho, ojos marrones, pelo ondulado y grasoso, no muy largo, de contextura normal; tan normal como cualquier otro, sin embargo, el viejo, que se llamaba Hugo tenia una calva insipiente, los pocos pelos que le quedaban eran de un color blanco grisáceo, desgarbado, encorvado, petizo, narigón y muy flaco.
Hugo y Ricardo no se conocían, no al menos en esta dimensión, no al menos en esta realidad.
Solo los ojos nos muestran lo que el alma puede entender.
Por esa razón Hugo y Ricardo se veían el uno al otro como seres totalmente diferentes el uno del otro.
Cuando Ricardo inhalo su cuarta bocanada de marihuana caliente, su cara comenzó a transformarse, a moldearse y acomodarse, tenia el estado optimo para asumir su nueva forma, tenia la geta de plastilina.
Comenzó tomándose los pómulos con ambas manos y a masajearse cual una masa recién echa, como niño de 5 años.
Pasaban los minutos y no lograba una forma concisa; vio a aquel viejo que para su percepción estaba mirándolo hacia ya como una hora, clavo sus ojos en el como halcón sobre su presa, calmo sus manos, escondió el porro entre sus dedos, se acomodo el pelo y se dispuso a seguir camino, el no recordó, la cara se le puso rígida, cual careta de teatro para continuar la obra; nunca lo noto, hasta que fue demasiado tarde, tenia la cara a medio amasar.
Una superficie amorfa con un par de agujeros, ojos, orejas, boca y dientes, caminaba por las calles de Bs. as con un cuerpo humano.
Ricardo nunca reparo en eso.
El viejo Hugo, lo había visto casi todo en su vida, pero por las putas o por las casualidades de la vida, hoy, justo hoy, no había tomado las medicaciones que hacían que viva cada día, en su vida feliz y real de todos los días.
Hugo lo vio, era Ricardo,  el pibe joven del 4º “A”, vivía solo el pibe y no hablaba con nadie.
El viejo nunca recordó que no había tomado “su medicina” y salio a la calle como todos los días a comprar un cuartito de pan en la panadería de la otra cuadra. Ahí fue cuando lo vio y se quedo perplejo, en sus 74 años había visto cosa semejante, el pibe del 4º “A” tenia la cara de plastilina, EL lo vio, vio como Ricardo moldeaba a un ritmo inconstante su cara, cambiando de apariencia, se quedo pasmado en el lugar, clavado cual poste de luz, ni se atrevió a respirar a llamar la atención de manera alguna, tal suceso era inimaginable, eso no era el pibe del 4º y el lo sabia!
Lo había visto con sus propios ojos, hasta se sostuvo de aquel  buzón que estaba enfrente de el.
Lentamente Ricardo se hizo el boludo y fue caminando hacia el viejo, en su percepción, esa persona parada frente a un cilindro bicolor apoyado en el piso era el punto de vuelta, necesitaba volver a la realidad, en el camino hacia aquel viejo sabio, vio un camino largo y pedregoso con bosques a sus costados y seres sin forma que se paseaban de aquí para allá sin preocupación alguna y sin prestarle atención a el y a su cara de plastilina.
Camino una eternidad, la calle se hizo infinita, su punto de fuga era aquel viejo y su cilindro bicolor; por fin llego, tardo siglos pero llego.
Se paro frente a el y sin decir nada agarro sus manos y las paso sobre su rostro, haciendo que aquel viejo con su sabiduría, moldeara un nuevo rostro en el.
Cuando abrió sus ojos nuevamente. El, Ricardo, había estado parado solo frente a un cilindro bicolor llamado buzón, y tenía un cuarto de pan en la bolsa de los mandados, se quejo por aquel viejo dolor en la espalda y volvió al departamento, recordó que no había tomado la medicación esa mañana, la tomo y ese, fue su día en el mundo de fantasía.
 
No dejes pasar tu vida frente a tus ojos, cuando los abras, tal vez sea demasiado tarde.
 
 
                                                                  El Nacho! 
 

Hasta la proxima!